Page 13 - La otra historia
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No saben de dónde vienen ni a dónde van.
                    Sus vidas no tienen otro sentido que el consumo y el placer.
                    Pero ignoran qué es el placer.
                    Son el loco.
                    El designio secreto no es otra cosa que una conspiración. La mayor
            conspiración de la historia De todas las historias.
                    Compleja.
                    Extensa.
                    Ambiciosa.
                    Soberbia.
                    Pretende, ni más ni menos, que asaltar el cielo.
                    Literalmente.
                    Ni siquiera esa élite que menciono está en la cumbre de la intriga. Ella
            es la recadera. Ella es la punta de lanza. Pero debajo de ella hay, como has teni-
            do ocasión de comprobar en mis misivas, numerosos grupos que controlan a
            otros muchos grupos, cada uno de ellos con misiones y funciones tan concretas
            como esquematizadas.
                    Una organización realmente prodigiosa.
                    Ninguna mente humana hubiera podido concebir algo semejante.
                    Para lograr su fin era imprescindible reducir a los mortales a simples
            objetos de uso: estúpidos pero útiles.
                    Y a eso han reducido la sociedad: a la nada.
                    Era preciso desnudar antes a los hombres de valores, y, lo que es más,
            impedir por todos los medios que pudieran rearmarse con ellos, porque eso
            podría suponer un obstáculo a sus planes, así como a lo largo de la historia lo
            ha hecho.
                    No son un movimiento legítimo.
                    Son un movimiento de oposición.
                    Un movimiento soberbio.
                    Y, precisamente por esto, rastreable: son la oposición, lo opuesto, lo
            inverso.
                    Su juego, pues, es invertir.
                    Hacer creer esférico lo plano.
                    Bueno lo malo.
                    Malo lo bueno.
                    Puro lo impuro.
                    Santo lo perverso.
                    Si encuentras un valor invertido, ya sabes de quién es el sello.
                    Esto es lo que te he desvelado: su objeto y fin, descubriéndote su pro-
            ceso. Y lo he hecho con pruebas, con datos, mostrándote las piezas de este ci-

                                                                            13
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