Page 14 - La otra historia
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clópeo rompecabezas y cómo encajan entre sí formando este tenebroso dibujo.
Quien tenga ojos para ver que vea, y quien entendimiento para entender, que
entienda.
A ti y a tus lectores es a quienes corresponde, en todo caso, tomar
partido.
Mi parte, con esto, está cumplida.
Mucho, pero mucho me ha costado decidirme a darte mi beneplácito
para tu proyecto por el mucho dolor que sé que te traerá desvelar lo que en las
páginas de tu obra se descubre, pero finalmente te lo doy gustoso porque ya me
has dicho cuánto supone para ti. En realidad, todo quedará como una especie
de crónica novelada. Es decir, contarás la verdad con apariencia de ficción,
porque solamente esta es digestible, socialmente hablando.
Advertido estabas de que tu empeño podría costarte algo más que un
disgusto; pero tu afirmación de que la cuestión no es saber que vamos a morir,
sino cómo vivimos, me convenció. Allá tú si quieres convertirte en el mártir que
a mí no me consintieron ser.
No espero que ganes el Nobel de Literatura con tu obra —de hacerlo,
vamos a medias con el monto—, porque no tendrás padrinos que aboguen
en tu nombre y sí muchos detractores que pondrán en un fil tu credibilidad e
incluso tu estabilidad mental.
Los hermanos del Club se ocuparán de ello, ya lo verás.
Mi nombre lo ocultas, es obvio, a imagen como se vela el semblante
del pecador tras el tul y las celosías del confesionario, ya que, al fin y al cabo, de
una confesión se trata. Atrición tengo, voto de enmienda ya hice y he revelado
mis pecados: ¿no crees que serán perdonadas mis faltas?
Sé que no volveremos a vernos y con todo mi cariño te envío mi póstu-
mo abrazo; pero, aunque no esté en el futuro a tu lado, recuerda: si tiene éxito,
vamos a medias; si fracasa, yo no he sido; y si deseas insultarme por sus conse-
cuencias, por favor, de cinco a siete los miércoles en el despacho. Pregunta por
Paloma, y pídele hora.
Sic transit gloria mundi.
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